HAMBRE Y EXODO . . .

Unas 14 millones de personas sufren hambre en seis países del oriente africano, donde la tendencia es a ascender. Somalia y Etiopía son los países más afectados, en el primer caso la situación de guerra existente obstaculiza el flujo de ayuda humanitaria y en el segundo, las causas se combinan: sequías con los altos precios de los combustibles y los alimentos.

En Nairobi (Kenia) unos tres millones de niños corren el riesgo de morir de hambre o padecer malnutrición severa ante los problemas experimentados por la ayuda humanitaria para alcanzar esos países.

Este tema es también preocupante en América Latina y el Caribe, porque el problema del hambre en la Región está relacionado con el acceso y no con la disponibilidad de comida", la región produce alimentos suficientes para alimentar a toda su población, además de ser uno de los principales exportadores del mundo, pero el punto es que no todos tienen dinero suficiente para comprar la comida necesaria.

En el mundo hay 852 millones de personas hambrientas, una cifra que crece desde el año 2000 en aproximadamente seis millones anuales. Los datos son estremecedores: cada cuatro segundos una persona muere de hambre en el mundo, sobre todo en África y cada año mueren seis millones de niños menores de cinco años por el hambre y sus consecuencias. Médicos Sin Fronteras ha tratado este año a casi 56.000 niños con desnutrición severa.

Sudán, donde Darfur aún sangra; Níger, la nación con el índice más bajo de desarrollo humano; Malawi y Zambia, ambos carcomidos por el sida. La crisis de Darfur se presenta como una guerra de etnias, pero esconde detrás una batalla por el control de los medios de vida en una región en la que la erosión ha quebrado el equilibrio ancestral entre agricultores y pastores. En Níger la sequía y las langostas desataron la mayor hambruna de la historia porque azotaron a un país paupérrimo incluso en condiciones normales. En Malawi y Zambia falta mano de obra. El sida se ceba en los adultos jóvenes y los pueblos se llenan de huérfanos y ancianos, incapaces de cultivar. En medio, generaciones perdidas que se llevan consigo parte del saber tradicional y descapitalizan a toda la sociedad para décadas.

Amigas y amigos, podría seguir citando regiones hambrientas, pero para ilustrarnos ya es suficiente.

La pobreza, el hambre, las enfermedades de tantos y tantos seres humanos son una terrible realidad, más o menos lejana geográficamente, que de vez en cuando se cuela por la ventana del televisor o del periódico para perturbar la tranquilidad de los hogares donde la experiencia de hambre no va más allá de un ayuno ocasional por prescripción médica. Pero, en efecto, no son un desastre natural, sino algo peor, provocado, consentido y favorecido por gobiernos que consideran personas ilegales a quienes huyendo de tanta miseria cierran las puertas y crean leyes para castigar a quien tenga la osadía de intentar salvarse y salvar a los suyos.

VIVIR A PUERTAS ABIERTAS NO SE PUEDE, MAS TAMPOCO SE PUEDE CERRAR NUESTRAS CASAS A GENTE QUE SOLO ESCAPA DE LA MUERTE POR INANICION...

...ENTONCES QUE HACEMOS ???

CarlosHugoBecerra.